44° Aniversario de muerte de Martin Luther King «Yo tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación ...
«Yo tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por su carácter».
Martin Luther King Jr., en Washington D.C. (28.08.1963)
El distrito de Sweet Auburn, en Atlanta (Georgia, EEUU) es hoy Lugar Histórico Nacional. Miles de visitantes pasean cada año por el barrio que vio nacer y crecer a Martin Luther King Jr., en torno al 501 de la Avenida Auburn, casa natal del reverendo baptista que lideró la lucha por los derechos civiles en EEUU, consciente de estar librando una batalla mundial por los Derechos Humanos. Los niños que, como King, vivían, jugaban y trasteaban por estas calles no imaginaron nunca que su país tendría un día un presidente negro. La segregación racial y la supremacía blanca avivaban el sueño de un mundo más justo, pero en sus mentes infantiles, la flamante residencia de Washington sólo tenía un color.
«la primera persona del mundo occidental que ha demostrado que una batalla puede ser ganada sin violencia, la primera en haber hecho de su mensaje deamor fraternal una realidad a lo largo de esa lucha, y la que ha llevado ese mensaje a todos los hombres, a todas las naciones y a todas las razas». Su lucha le costó la cárcel. Y la vida.
Es el rostro de la no violencia. Mahatma Gandhi (1869-1948) demostró que la resistencia pacífica es un instrumento válido para alcanzar objetivos políticos.Objetivos tan inmensos como la independencia de una nación, La India, en 1947. Ghandi abogó por el pacifismo en un contexto enmarcado en el periodo de entreguerras. Educado en Gran Bretaña, comenzó su carrera política en Sudáfrica, donde luchó, con éxito, contra la discriminación que sufría la comunidad india. Al regresar a su país, prosiguió la batalla, llamó a boicotear al gobierno colonial inglés violando su autoridad y fue encarcelado por ello. Movió masas y dejó símbolos como la 'Marcha de la Sal', una protesta pacífica por la independencia que encabezó en 1930.
«La violencia es el miedo a los ideales de los demás», dijo.
Nelson Mandela (Qunu, Sudáfrica, 1918) asumió la desobediencia civil como 'arma' para neutralizar el Apartheid. Y pasó 27 años en prisión por ello. En 1948, el Partido Nacional había ganado unas elecciones en las que sólo podían votar los blancos y había instalado un sistema de segregación racial. Enfrente tenía al Congreso Nacional Africano, formado en 1912 para luchar por los derechos de los negros y al que Mandela se unió en 1942. Se rebeló contra su destino en el clan familiar y se metió en política para combatir las prácticas xenófobas del régimen sudafricanopromoviendo la desobediencia. Hasta que fue arrestado y acusado de alta traición.Como peaje, pasó casi tres décadas en una celda. En 1990 dio resultado la campaña internacional por su liberación y, ya en la calle, abogó por una solución política que no menoscabase los derechos de nadie. Tomó las riendas de la transición y se convirtió en presidente en las primeras elecciones democráticas. Siempre defendió la reconciliación.
Estaba llamado a perpetuar el régimen feudal del Tíbet hasta que la China de Mao se cruzó en su camino. Cuando tenía sólo dos años, Tenzin Gyatso (Tíbet, 1935) fue identificado como la reencarnación del Dalai Lama y comenzó a prepararse para asumir su destino. Pero la Historia se precipitó: en 1950, la China comunista invadió el Tíbet y él tuvo que tomar las riendas: recibió el poder a los 16 años, dos antes de lo previsto, pidió ayuda a Naciones Unidas, que le ignoró, y se refugió en el sur del país mientras Mao imponía sus condiciones y los tibetanos eran sometidos. Hasta que, en 1959, la población de la capital, Lhasa, se sublevó en una insurrección fallida que terminó con el líder religioso huyendo a La India seguido de unas 150.000 personas. Se registraron cerca de 10.000 muertos.
Desde entonces, el Dalai Lama ha liderado una campaña de resistencia pacífica desde el exterior, en la ciudad de Dharamsala, cedida por La India al pie del Himalaya.Ha viajado por todo el mundo defendiendo la recuperación del territorio y no ha cesado de hacer pública la represión sangrienta y el «genocidio cultural» emprendido por los chinos, con los que, sin embargo, ha mantenido un espíritu negociador. Siempre ha apostado por la no violencia y los derechos humanos