Bangladesh Bangladesh es el segundo exportador de ropa del mundo, por detrás de China. El sector emplea a tres millones de personas Un p...
Bangladesh
Bangladesh es el segundo exportador de ropa del mundo, por detrás de China. El sector emplea a tres millones de personas
Un paraíso de las multinacionales de la moda y un infierno para el trabajador. En Bangladesh numerosos informes denuncian, ante la inacción de los gobiernos extranjeros, que los empleados no tienen apenas derechos y son solo un número.
El derrumbe de la fábrica de Savar, donde se acumularon las negligencias, ha costado la vida a más de 300 personas mientras otras fuentes hablan de más de 500 trabajadores desaparecidos.
Es muy posible que los patrones no quieran admitir la cifra real de trabajadores que había en las instalaciones, porque eso evidenciaría múltiples abusos. Por ejemplo, y solo directamente derivados de ese indicio, el no respeto de los días de descanso y de las pausas en la jornada, o la aglomeración del personal.
Este domingo 28 de abril se celebra, paradójicamente, el Día Mundial de la Salud Laboral. Y el miércoles 1 de mayo el Día del Trabajo. La estadística dice que entre estas fechas se producirán nuevos siniestros y más muertos en las factorías textiles del país, en las cuales en la última década han fallecido unos 100 trabajadores al año, sin contar con las dos últimas grandes tragedias: en la última en la que se han contabilizado ya más de 300 víctimas confirmadas, y la de noviembre, un incendio que se cobró más de 110 vidas.
En ambos casos hay circunstancias que hacen aún más dramática la situación y que desvirtúan la expresión accidente laboral. En la de hace cinco meses, varios trabajadores aseguraron que cuando sonaron las alarmas los jefes les dijeron que siguieran en sus puestos de trabajo porque se trataba de un simulacro de incendio.
El martes, un día antes del derrumbe, aparecieron grietas en el edificio. Según medios locales, encargados de algunas oficinas que estaban en ese mismo inmueble ordenaron a sus trabajadores que lo abandonaran; sin embargo responsables de las plantas de confección ordenaron que siguiera todo como de costumbre.
Más de 600 muertos y 2.000 heridos en seis años. Podrían ser las estadísticas de un conflicto armado, pero es solo la lista de trabajadores afectados por los incendios que se han declarado desde 2006 en fábricas textiles como la de Farida. De los muertos por otros accidentes de trabajo, y de quienes se dejan la salud practicando técnicas como elsandblasting —el disparo de un chorro de arena para desgastar los vaqueros—, no hay datos. “Son las víctimas colaterales de la codicia de multinacionales y de Gobiernos”, dispara Amirul Haque Amin, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Textil de Bangladesh (NGWF). “Su vida es el verdadero precio de la etiqueta made in Bangladesh”.